Miles de titulares, todos ellos distintos, pero a la vez todos tienen en común la palabra que tanto miedo tenemos al escucharla «atentado», «catástofre», «barbarie»…Al escuchar la palabra atentado nuestro cuerpo se estremece, nos activamos, nuestro corazón comienza a palpitar acada vez más rápido y cientos de pensamientos recorren por nuestras conexiones cerebrales como si de una carrera se tratase. En la televisión observamos caras desencajadas, escuchamos llantos y las palabras de compasión nos perforan como un alfiler. Es devastador, nuestros corazones se estremecen. No obstante, la valentía prevalece. Este es el clima que se respira durante un atentado.
La incoherencia está de moda
¿Qué necesitamos para darnos cuenta del drama que impregna nuestra calles? Seguimos tropezando con la misma piedra, la incoherencia.