Las emociones son nuestra brújula. Nos guían al brindarnos información acerca de nuestro mundo interno y nuestro entorno. No sé si será tu situación pero a veces se hace muy complicado entenderlas y nos confunden hasta tal punto que no sabemos actuar en algunas situaciones. Si te sientes identificada/o cuando te digo que a veces no entiendes cómo te sientes, estás en el artículo adecuado. Te cuento 5 maneras de malinterpretar las emociones ya que el primer paso para gestionar las emociones es conocer las trampas en las que puedes caer con el fin de que las evites en el futuro. Allá vamos con las 5 maneras de malinterpretar las emociones.
1.Dividir las emociones entre positivas y negativas
Estamos de acuerdo en que hay emociones más agradables de sentir que otras, hay emociones con las que nos sentimos más cómodas/os. Sin embargo, todas ellas son igual de importantes y nos aportan información muy valiosa acerca de nuestro entorno y mundo interno. ¿Cuál es el problema de clasificar las emociones entre positivas/negativas? El juicio posterior y, en consecuencia, lo que haremos con esa emoción. Seguro que vas a conectar con esto que voy a decir. Tenderás a evitar las emociones consideradas como negativas (pequeño spoiler de la manera nº5 de malinterpretar las emociones) y buscar sin cesar el experimentar sólo emociones positivas.
¿Esto es posible? NO por lo que te frustrarás y perderás información muy valiosa acerca de las emociones.
¿Cuál es la alternativa? Aceptar que todas las emociones son inherentes al ser humano. Al comprender que nos aportan información de gran interés, estaremos más predispuestas/os a darles un espacio y hacer un uso saludable de ellas. Si no las escuchas, tus emociones acabarán gritando para conseguirlo.
2. Pensar que puedes controlar las emociones
Nos da mucha sensación de controlar pensar que es posible manejar las emociones como si fuesen marionetas. En cambio, no te ayuda. Las emociones concíbelas como olas del mar, no podemos controlar si la ola es más/menos grande, si hay menos o más olas, la temperatura del agua…lo mismo pasa con las emociones.
Sin embargo, con las emociones sí tenemos más margen, podemos aprender a gestionarlas. Esto lo trabajo en terapia, si te interesa, escríbeme y te cuento.
¿Con qué quiero que te quedes? El control de las emociones no es una buena estrategia si lo que quieres es gestionarlas de una manera saludable y conocerte mejor.
3. Sentir ciertas emociones es de débiles
A día de hoy muchas personas han crecido pensando que sentir es una debilidad a esconder. Esto es una gran mentira que hace mucho daño. Si es tu caso te explico el porqué.
Las personas para regularnos necesitamos expresar nuestras emociones ya que nos ayuda a entenderlas. Por ejemplo, si reprimes el llanto porque lo ves cosa de débiles, vas a pasar por alto mucha información y vas a generarte sufrimiento al no expresar lo que sientes y darte lo que necesitas en ese momento. No hay emociones que te hagan débiles, todas ellas nos conforman como personas.
4. Sentirte culpable por sentir
Cuando te topas con emociones que se castigan en nuestra sociedad como los celos, la envidia o la vergüenza (y en algunos casos, el estar contenta/o) al experimentarla te sientes culpable. Está mal visto y si lo expresas te miran mal o te dicen algo. Aquí de nuevo, siento ser tan pesada con esto, acoge todas estas emociones, son igual de importantes que las demás.
¿Qué te puede ayudar? Identifica qué te hace sentir culpable y pregúntate ¿qué esta bajo mi control?
Te pongo un ejemplo para que lo veas más claro. Imagina que estás hablando con un amigo, le cuentas lo bien que te está yendo todo ahora (trabajo, ocio, salud…) pero él está pasando por un mal momento. Cuando te das cuenta te empiezas a sentir culpable por sentirte bien cuando tu amigo no está pasando por un buen momento, sientes que estás «fardando» y no quieres hacerle daño así que te vas a casa con la culpa lo cual hace que desaparezca el bienestar con el que habías ido a la quedada. Hay muchas más situaciones, piensa en la tuya, te ayudará a comprender lo que te he explicado.
5. Evitar ciertas emociones
¡Tachán! Ya llegó la famosa evitación. Las personas evitamos para reducir una sensación de malestar. Por lo que ante una emoción que no te haga gracia, la evitas para ahorrarte el mal trago. Vengo a desmontarte el plan, la evitación, es cierto que a corto plazo alivia, sin embargo, a largo plazo, dejamos la emoción sin atender, se enquista y la resolución de la situación se complica.
¿Solución? Exponernos a la emoción y sentirlas. Si tienes dificultades para ello, busca ayuda, vale la pena, puedo ayudarte.
Espero haberte iluminado un poco el camino hacia una mejor comprensión de tus emociones. El primer paso es identificar los posibles fallos, así que ya lo tienes hecho. Te propongo que des el siguiente paso comprendiendo para qué sirven las emociones, te lo dejo en bandeja, aquí tienes el artículo:¿Para qué sirven las emociones?
Recuerda que este artículo es meramente divulgativo, no equivale a terapia psicológica, si necesitas una ayuda más especializada o tienes alguna duda, me puedes contactar haciendo clic aquí.
Las emociones van y vienen como las emociones en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla.
Thich Nhat Hanh
Nos leemos pronto,
Andrea M.P.