Aprende a vivir con tus emociones: LA IRA

Actualmente, cada vez más, somos conscientes de la importancia que tienen cada una de nuestras emociones (ira, alegría, asco, miedo, sorpresa y tristeza). Ya no es cuestión de distinguirlas entre positivas y negativas, todas tienen algo que decirnos y para ello debemos saber gestionarlas y aceptarlas.

Durante este mes de febrero, me voy a centrar en el mundo de las emociones (ya se que me da para hablar durante años…). No obstante, me centraré en aspectos básicos de las emociones como su identificación, gestión y cómo pueden contribuir a tu bienestar.

En el post de hoy nos centraremos en la ira. Esa emoción que nos invade cuando nos frustramos o tenemos un conflicto con alguien. Es muy expansiva y puede resultar muy dañina para nosotros mismos y para las personas de nuestro alrededor, si no sabemos gestionarla adecuadamente. ¿Estás list@ para adentrarte en el universo de las emociones? Adelante, pasa y mira, es maravilloso.

¿Qué es el enfado?

La Real Academia Española lo define como «enojo o movimiento del ánimo que suscita la ira». Las personas de a pie suelen tratar de evitar enfadarse suprimiéndolo o escondiéndolo detrás de otras emociones «mejor» vistas por los demás como la tristeza.

Por otro lado, Charles Darwin en su maravilloso libro «La expresión de las emociones en los animales y en el hombre» destaca que el enfado es adaptativo. Nuestros antepasados hacían uso de esta emoción para defender su territorio. Esto no ha cambiado mucho ya que, a día de hoy, el enfado nos ayuda a resolver conflictos y adaptarnos al entorno cambiante.

¿Cómo reacciona el cuerpo ante la ira?

Cognición del enfado

Los pensamientos que nacen de esta emoción son de injusticia y desacuerdo entre otros. El enfado va muy unido a nuestros valores ya que, en muchas ocasiones, nos enojamos cuando juzgamos la conducta de otra persona en función de nuestros principios.

Sensaciones fisiológicas

Ante el enfado, nuestro cuerpo se activa rápidamente. A nivel adaptativo, es como si nos estuviéramos preparando para luchar contra una fiera. Nos ponemos en alerta y somos más agresivos. Notarás como aumenta la tasa cardíaca, se tensan los músculos (la mandíbula, los puños), la respiración es más rápida y la temperatura corporal aumenta. Todo esto en cuestión de segundos… si somos capaces de identificarlo a tiempo, la gestión de esta emoción será posible y podrás hacer uso de tu ira de una manera eficiente sin dañar a nadie.

Comportamiento

¿Recuerdas la última vez que te enfadaste? ¿Cómo actuaste? En ocasiones, el grito o la expresión facial de enojo es mayoritaria. No obstante, no es la única expresión. El silencio, el llanto, la burla, las represalias son conductas derivadas del enfado, son más sutiles, pero no por ello menos importantes. Te animo a que prestes atención a las señales verbales y no verbales para identificar los signos de la ira para poder actuar en consonancia y gestionar tu propia ira o ser empático con el otro y no avivar su enojo.

¿Por qué nos enfadamos?

Antes de decir nada, TOD@S nos enfadamos, así que, que no cunda el pánico. Es normal, siempre y cuando no se te vaya de las manos por supuesto. No obstante, la ira se mantiene y se repite en nuestras vidas porque obtenemos algo a cambio. Todo ello se rige por las leyes del aprendizaje. Es decir, realizamos una conducta concreta porque sabemos, por experiencia, que genera una respuesta.

¿Qué nos aporta enfadarnos?

1 .Refuerzo positivo interno: es decir, una recompensa. Por ejemplo, sentir más poderos@ y eficiente. Esto es muy usual en personas que se enfadan de manera repetida como solución a cualquier conflicto.

2  .Refuerzo negativo interno: ante una situación no placentera en la que se nos priva de algo y esto nos produce malestar. Para aliviar el malestar, nos enfadamos, de esta manera nuestra activación disminuye y por ende, nuestro malestar también.

3 .Refuerzo positivo externo: utilizar la ira la para conseguir algo de a otra persona (esto también se podría denominar como manipulación).

4 .Refuerzo negativo externo: esto se traduce en enfadarse para influir en el otro para que deje de realizar una conducta considerada como errónea. Por ejemplo, los padres que se enfadan con su hijo porque ha cruzado en rojo el paso de cebra.

¿Cómo gestionar la ira?

Atiende a la emoción: cuando sientas que te invade la ira, para un momento y atiende. ¿Qué historia te estás contando para sentirte así? ¿Podrías cambiar partes de la historia para bajar la intensidad de tu enfado?

Muestra tu enfado: es una oportunidad de acercarte al otro, siempre y cuando lo hagas con respeto. En este momento, debes actuar siendo empático y poniéndote en la piel del otro, comprendiendo porqué ha actuado de esta manera teniendo en cuenta sus circunstancias.

Responsabilízate del enfado: reconoce que la persona que experimenta el malestar eres tú y no la otra persona. No culpes al otro por sentirte así, somos nosotros los que generamos y creamos la experiencia. De hecho, dos personas pueden vivir una misma experiencia de una manera distinta.

Explica qué es lo que necesitas: no debemos permitir que la otra persona tenga que adivinar por qué nos sentimos así o como queremos ser tratados.

Escuchar: si la otra persona se enoja, no te responsabilices de su enfado. No obstante, puede ser oportuno preguntarle cómo se siente con lo que ha ocurrido y qué es lo que le molesta. Todo ello se hará con calma y sin olvidar que no somos responsables de las emociones de los demás.

Aprende a relajarte: ser capaz de disminuir tu activación, desconectar y volver a reconectar con el mundo es muy útil en la gestión emocional. Te das un tiempo muerto para volver al juego de la vida y continuar de una manera más respetuosa y honesta. Tengo una guía que te puede interesar: Aprende a relajarte en 10 pasos

Conclusión

En definitiva, la gestión de la ira es esencial para construir relaciones sanas y sentirnos bien con nosotros mismo. Para lograr gestionarlo hay que ensayarlo en varias ocasiones, puede ser un proceso largo de cambio pero ex muy gratificante. Te animo a que empieces por pequeñas cosas y poco a poco vayas mejorando y conociendo mejor tu ira. La ira es como la gasolina te puede dar mucha energía para avanzar mucho en tu camino de crecimiento pero si haces un mal uso de ésta, puede incendiar tu recorrido mermando lo que se encuentra a tu alrededor.

Si tienes curiosidad sobre las emociones tengo algo para ti: ¿Qué son las emociones?

Me encanta terminar mis reflexiones con una frase que refleje el contenido de lo visto y te lleve a progresar en el desarrollo de este tema. En este post le voy a ceder a Séneca la última palabra

«La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.«

Andrea Martínez Pellicer

Quiero agradecerle a 72Kilos por su maravillosa creación que tanto me inspira. La ira es una emoción que debe dar energía y juntar a personas, no separarlas. Conozcámonos más, seamos más humanos.

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